26.4.16

Évora y Alentejo Central

El 25 de Abril es, como todo el mundo sabe, el día que se conmemora la Revolución de los Claveles. Este año era lunes, así que los portugueses han disfrutado de varios días de vacaciones (o "ferias", como se llaman aquí). 

Gracias a ello he podido escaparme de Lisboa y conocer el Alentejo Central. Y debo añadir, que creo que lo he hecho en la mejor época del año. Es una región preciosa, espectacular en su sencillez y en la calma de los alcornoques y los campos de hierba. Dicen que en verano hace muchísimo calor, y que las plantas se secan, dando al paisaje un tono amarillento. Pero lo que yo he visto es verde, praderas y bosques llenos de flores de todos los colores, de amapolas. Pájaros de especies que no hay en el litoral valenciano, con plumas amarillas, azules y negras. Cigüeñas haciendo sus nidos junto al camino. Y aves rapaces sobrevolando mi cabeza.


El primer día estuve en Évora, visitando la Catedral, el Templo de Diana, paseando por sus calles y cotilleando los rincones de una ciudad que, aunque pequeña, está muy bien conservada. Por eso es Patrimonio de la Unseco desde los años 80. Y por supuesto, también entré en la conocida Capilla de los Huesos, donde más de cinco mil calaveras forran las paredes de una capilla subterránea. Fue construida en el siglo XVI tras una epidemia, y ampliada en 1810 tras la invasión napoleónica. La gente se impresiona mucho... pero lo cierto es que si observa desde el punto de vista de aquellos que la realizaron, tiene todo el sentido. Una inscripción en la entrada nos da una pista de para qué sirve ese recinto: "Los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos". Ese lugar no es otra cosa que un recordatorio de la brevedad de la vida, de lo poco que realmente somos. Y de en qué nos convertiremos cuando nuestra vida termine. Originalmente era un lugar de oración para los monjes del convento,un espacio para revisar las prioridades.


Pero además de pasear por la ciudad, la mayor parte del tiempo estuve recorriendo los pueblecitos que se encuentran en la región y visitando los restos neolíticos esparcidos por un paisaje de ensueño. Especialmente el Crómlech de los Almendros, uno de los más importantes de Europa por antigüedad y buen estado de conservación. Pero también el Antar cerca de la población de Brotas, o un Cromlech en medio de un campo, cerca de Nuestra Señora de Guadalupe. Lo cierto es que, si te fijas bien, hay gran cantidad de monumentos de este tipo dentro de campos privados, que por desgracia no se pueden visitar. De todos modos, me ha encantado ver esas piedras gigantes formando círculos, orientadas hacia la salida del sol... me hace pensar en los hombres que las colocaron, hace unos seis mil años, cuando empezaban a domesticar a los animales, a vivir en poblados, a perfeccionar los utensilios de caza... Aparecen fotos de los objetos encontrados junto a ellos, de los sílex y pedernales, de los cuencos de cerámica y de ídolos con grandes ojos amenazadores. No sé, me parece fascinante. Tal vez por esa curiosidad estudié historia.

Gonçalo nos acogió en su casa en medio del campo, donde vive con sus cuatro gatas y cultiva verduras y hortalizas ecológicas. El cielo estaba oscuro y lleno de estrellas por la noche. Incluso pude ver Júpiter brillar. Cosa que me puso eufórica. 

Conclusión: quien viaje a Portugal entrando por Extremadura, que pase por la zona de Évora y las poblaciones circundantes (Mora, Brotas, Arraiolos y su castillo, Pavía...). Y si puede ser, que lo haga en primavera (a mediados de abril, o principios de mayo) Seguro que no se arrepentirá.


6.4.16

Porto: segunda visita


Es la segunda vez que viajo a Oporto, como se puede ver aquí. Venía mi familia de visita y no conocían la ciudad, así que decidimos ir a pasar unos días. Nos llovió casi todo el tiempo y hacía bastante frío, pero eso no nos impidió disfrutar de sus maravillas. 

Porto (así se llama realmente, no O-porto) tiene edificios absolutamente espectaculares, llenos de detalles y cerámicas en relieve. No puedo dejar de asombrarme de la arquitectura de este país, de la manera que tienen de conservarla, restaurarla y evitar que el conjunto se deteriore o sufra alteraciones estéticas irreversibles.

Disculpad pues tantas fotos de detalle. En esta visita he dejado un poco de lado las estampas turísticas (ya las fotografié en su momento) y me he centrado en los rincones que más me han gustado.

Y a parte de las recomendaciones que hice en la visita anterior y que aparecen en el post, sin olvidar las tradicionales visitas a las casas de porto, a la Torre de los Jerónimos, el puente, etc. añado un par de sitios que vale la pena visitar:

Un garito llamado "Era uma vez no Porto". Situado en el primer piso de un edificio contiguo a la archifamosa librería Lello e Hirmao. Este espacio cafetería, bar de copas y tienda de discos está ubicado en una privilegiada y antigua vivienda. Desde sus balcones se disfruta de una de las mejores vistas del centro de la ciudad. Las dos últimas fotos son de allí.

Si buscáis más lugares para salir de noche, en este enlace aparecen opciones muy interesantes.

El restaurante "The Cork House" en la Rua Trinidade Cohelo nº 36. Abrieron hace poco, la carta es muy sencilla y no es precisamente de los más baratos. Pero vale la pena. Cocinan de maravilla, el género es bueno y siempre añaden ingredientes típicos del norte de Portugal. Además, la carta de vinos no está nada mal. La foto del postre de naranja la saqué instantes antes de que desapareciera...

Si alguien se está pensando viajar a Porto, insisto: ve a verla. Los meses de abril y mayo son los mejores. Hay menos gente...


2.4.16

Alfama: azulejos en las fachadas

Lisboa es una ciudad arquitectónicamente fascinante. Se conserva mucho mejor que mi ciudad natal, la gente está rehabilitando edificios y el ayuntamiento ofrece ventajas fiscales a aquellos que deciden restaurar sus fachadas.

Una de las cosas más bonitas de ver es la cantidad de detalles que conforman las fachadas de los edificios. Vistos en conjunto, parecen un mural donde todo está combinado: los colores de la fachada y de las puertas y ventanas, las rejas, los azulejos, las molduras de las cornisas... pero si te fijas un poco más, descubres que no hay ninguno igual. Los motivos de parecen, los diseños son muy similares, pero no hay dos rejas iguales, ni dos azulejos repetidos. Cada edificio es único. 

Lisboa es una ciudad para los amantes de la arquitectura. Perfecta para perderse en sus calles. Las fotos que aparecen aquí las hice el jueves, paseando por el barrio de Alfama. Decidí centrarme en los azulejos que forraban las fachadas, para no perderme haciendo fotos de puertas, tejados o suelos hidráulicos. Porque hay tanto donde elegir que a veces me veo superada ¡Si no decido qué fotografiar me paso más de media hora en una sola calle!


Aquí se puede ver un ejemplo de lo que comentaba arriba: cómo conciben los detalles en conjunto, para que el resultado final de la fachada sea equilibrado. En este caso, una casa decorada en azul y blanco.