30.11.15

Un paseo al acantilado

El otoño reina sobre todas las cosas. Impone sus leyes escondidas tras detalles mínimos. Inventa regalos para aquellos que les gusta romper el papel que los envuelve: aire ligero y helado sobre las mejillas, humedad en la punta del pelo, una luz tensa. 

Cogemos el coche y probamos suerte. 
Llevo la cámara conmigo, la sostengo entre las manos como si fuera un ser vivo. Conducimos por carreteras secundarias, cerca del océano, enfrentando la puesta de sol. Paramos para capturar la última luz del día, que hoy es rosa y azul. Desaparece tras toneladas de agua salada y tras un momento de silencio emprendemos la vuelta a casa. Por el camino más largo. 


Nos adentramos en un camino rodeado de árboles. Dejo el obturador abierto, casi tanto como nuestras retinas. Y dejamos de hablar, permanecemos atentos sólo al mundo tras el cristal, hasta volver de nuevo a la civilización.


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