Aprovechando unos días de fiesta nos hemos escapado a la zona más alta del país. Durante dos días hemos recorrido el valle glaciar del Zézere y conocido este rincón tan bonito. A casi dos mil metros de altitud, la sierra está repleta de bosques y ríos (a excepción de la parte más alta, donde sólo se ven hierbas bajas sobre unas preciosas piedras redondeadas de granito).
Nos hemos alojado en esta casita tan encantadora y gracias a las indicaciones de la dueña hemos descubierto la cascada del Poço do Inferno, que tiene este nombre porque justo donde rompe es tan profundo que parece que descienda hasta el mismísimo Infierno. También hemos probado exquisiteces, como los guisos de caza y los embutidos locales, sin olvidar las decenas de tipos de queso que se elaboran en este rincón.
Finalmente, a los pies de la sierra se encuentran un conjunto de aldeas medievales muy bien conservadas. Nosotros visitamos Belmonte, Porta do Castelo y Monsanto. Las dos últimas nos dejaron asombrados por el buen estado de conservación y las vistas que tienen. Además de las pequeñas casitas y los castillos.
Si estáis pensando ir de visita, esta época del año el bosque está precioso, con las hojas amarillas y doradas y una luz perfecta. En invierno hay nieve, claro, pero nosotros estamos pensando más bien en volver hacia el verano, a ver si hacemos otra ruta y nadamos en alguna poza del río, que tiene muchas y todas con un agua cristalina, además de transparente y curativa, pues también hay balneario y manantial.